Un ejemplo de un café donde fui mediador.

Publié le 24 Août 2007

  Espagne

 

Café filosófico del 12 agosto del 2004 en la clínica Las Condes, Santiago Chile.

 

                                                           Tema: ¿Para qué trabajamos?

 

En nuestro café filosófico, comenzamos con una anécdota donde el mediador contó la historia de un hombre que sintió la necesidad de romper con la rutina de su trabajo.Un día, éste decidió irse. No podía subir una vez más la escalera que lo llevaba al aula donde el daba clase de historia y se fue. Para él, la realidad estaba perdiendo su sentido, su significación, estaban apareciendo la angustia y la preocupación. Este profesor estaba viviendo las consecuencias de una simple pregunta: ¿Para qué trabajamos?

La primera respuesta retomó justamente esta búsqueda de sentido: como médicos, dijo un integrante del café, damos sentido a nuestro trabajo porque somos útiles a nuestros pacientes.Así, se estaba conformando una primera característica de la definición del trabajo como actividad profesional destinada al otro, al sujeto que sufre.El sentido del trabajo era pensado en la relación interpersonal, siendo el otro la finalidad de esa actividad.

 

Pero hubo un desplazamiento de la función del trabajo. Pasamos del otro que era finalidad de la actividad, a la especie humana en su totalidad con su esencia: “Trabajamos porque es la definición del hombre”. Si bien trabajar significa producir, fabricar, construir y eso es lo que fundamentalmente  somos, la idea hubiera podido ser perfectamente ilustrada por el pensamiento del filósofo francés Henri Bergson (1859-1941) en su libro La evolución creadora (1907) donde el retoma este tema. Quien plantea que el ser humano es un “homo faber”.

Pero esta tesis del ser humano como “animal laborans” encontró una crítica a medida que el moderador acordó que el trabajo era una invención de la historia: en los antiguos mundos griego y romano, eran los esclavos quienes estaban encargados de la producción. Un griego se definía como ser político, es decir como ciudadano dedicado al pensamiento y a la acción u obra política.Exitía un desprecio muy grande a la actividad relacionada con la materia y su transformación. Si nos interesa profundizar esta distinción griega que pensamos en el café, Aristóteles (384 aC-322 aC) en su obra La Política, Libro I, Capitulo 4, Platón (428 aC-348 aC) en el Gorgias 484c-485e  y Hannah Harendt (1906-1975) en Condición humana (1958) serían tres fuentes muy interesantes.

 

Pero esta perspectiva histórica no era la única y fue evocada la necesidad de pensar el trabajo en relación a nuestro ser vivo.Un participante del café subrayó que había que entender la definición del hombre desde el punto de vista biológico: el de la función vital del organismo.Es el conjunto de reacciones fisico-químicas que se producen en el ser vivo y en su relación con el medio ambiente. Nuestro cuerpo trabaja. Esta visión define el trabajo como la ley de nuestra naturaleza física: si nuestro ser material no trabaja, nos morimos. Entonces, ser vivo es necesariamente trabajar.Un poco más tarde en la conversación, otro participante confirmó esa misma idea diciéndonos que la búsqueda de significación del trabajo demostraba la vanidad y la prepotencia del ser humano porque trabajar tenía como objetivo la conservación de nuestra vida es decir, luchar contra la muerte. Le parecía que ir más allá de eso era en vano. De eso trata el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) en una parte de su Ensayo sobre el origen de las lenguas (1781). A propósito, un participante nos contó una ficción muy interesante. El soponía que el próximo jueves, un meteorito íba a acabar con la tierra y preguntaba: ¿Ustedes seguirían trabajando en estos seis días que nos quedaban de vida? Si la muerte es iminente, el trabajo no tiene más sentido; si ella no lo es, entonces, la actividad laboral retoma todo su valor. Así es nuestra verdadera realidad.

 

Pero esta concepción no parecía satisfacer a todo el público.Alguien nos propuso que el hombre era un animal metafísico y que el trabajo debía estar pensado con este enfoque. Nos hizo acordar del trabajo como una condena de Dios en Genesis, 3, 19, una condena que lo hace pensar y vivir como un castigo. En la Biblia, el trabajo tiene un valor metafísico porque el hombre es una criatura que siempre investiga un sentido que lo supera.

En esta ocasión, el mediador propuso la etimología del trabajo, “tripalium” en latin, que designaba una cruz de madera para herrar a los caballos y más tarde un intrumento de tortura para descuartizar los que habían cometido faltas. Así, surgió una preocupación debido a lo que se había pensado en el café desde casi el principio: el trabajo parecía un fenómeno esencialmente negativo a pesar de nuestra voluntad de vivirlo bien. Parecía que el trabajo se imponía de afuera contra nuestra voluntad o de adentro desde nuestro propio ser biológico. Había que preguntar: ¿Podemos ser dueños de nuestro trabajo?

 

Retomando el análisis, una persona afirmó que el trabajo de todas formas era impuesto por las condiciones sociales dando lugar a desigualdes, concepto que explicaba la diferencia de las vivencias del trabajo. La labor no se vive de la misma manera sino de acuerdo al nivel de calificación y  clase social. De esta misma intuición del trabajo como alienación económica, coacción social nos habla en detalle, Marx  (1818-1883) en el Capital Libro I , El proceso de producción del capital (1867).

 Esta concepción negativa del trabajo, pero realista fue matizada por una integrante del café que nos dijo que a pesar de la explotación social, el trabajo nos podía hacer sentir bien con nosotros mismos, permitiendo la auto-estima. Esta linda idea fue reflexionada con clarida por el filósofo alemán Kant (1724-1804) en su escrito Idea de una historia universal en clave cosmopolita(1784).

 

El café se terminó sin haber tenido el tiempo de exponer con más detalle el trabajo como una actividad creadora análoga al poder de Dios y refiriéndonos al uso de tecnologías como simple medios o como fines en sí.

 

Para concluir, el filósofo insistió sobre el diálogo como acta que rechaza la autoridad del sujeto que supuestamente sabe, para rescatar la importancia de la inquietud, condición de la respuesta libre y responsable del propio individuo. Dejó claro tambíen que la definición de un concepto como el trabajo se construye en la aceptación de la palabra del otro, representativa de un sentido, pero no del único sentido posible. La finalidad del trabajo se vuelve definida cuando todas las perspectivas permiten fundar la intersubjetividad del acto de trabajar.

 

BRUNO GUITTON

 

 


PEQUEÑA BIBLIOGRAFÍA (que nos puede ayudar a completar nuestro análisis).

 

El trabajo como mediación entre yo y el mundo permitiéndome de tomar conciencia de lo que yo soy.

HEGEL-Fenomenología del espíritu,1807.

 

El trabajo como medio ascético reinvindicado por la interpretación religiosa. Entonces, su objetivo es la gracia.

MAX WEBER-La ética del protestantismo y el espiritu del capitalismo,1901

 

El objetivo social del trabajo como proceso de sublimación de las pulsiones y utilización de la energía sexual a fines colectivos. El trabajo es el mejor indicador de sublimación.

FREUD-El malestar en la cultura,1929.

 

El objetivo colectivo del trabajo como mejor policía del mundo social.Para matar el individuo en la persona, el trabajo sirve para controlar el ser y para integrarlo como productor.

NIETZSCHE-Aurora,Libro III,&173,1881.

 

Concepción utopista del trabajo: el mejor trabajo en el mejor de los mundos.¿Qué podría ser un trabajo agradable y su repartición en una sociedad que quisiera distribuirlo de una manera justa?

TOMAS MORE-Utopía,1516.

 

El trabajo para medir el valor del intercambio de productos. La finalidad del trabajo es economicamente la fijación del valor de lo que se vende según el tiempo de su realización.

ADAM SMITH-Investigación sobre la naturaleza  y causa de la riqueza de las naciones,1776.

 

Trabajo para fundar el derecho de propiedad.El trabajo sirve para garantizar la propiedad de los bienes gracias al esfuerzo que realizamos para obtenerlos.

JOHN LOCKE- Segundo tratado sobre el gobierno civil,1690.

 

El trabajo sirve a la libertad cuando no está sometido a la necesidad de la producción. Sólo la organización comunista de la economía puede dar lugar a un trabajo libre gracias a la desaparición de la propiedad de los medios de producción privados.

MARX-El Capital, Libro III, Parte 2, Capitulo 48,1894.

 

Quisiera agradecerles por su presencia y por su contribución a la calidad de nuestro café y espero encontralos de nuevo en nuestro próximo espacio filosófico de diálogo.

 

Saluda atentamente

 

BRUNO GUITTON

Profesor de Filosofía

 

Rédigé par Bruno Guitton

Publié dans #Café Philo

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